Los  españoles tienen la paella, los franceses las quiches, los italianos  los espagueti, y nosotros pastas y tortitas preparadas a base de patatas  crudas o cocidas y también de harina de patata: kluski śląskie (pasta  de Silesia), kopytka (pasta con forma de pezuña), knedle ze śliwkami  (especie de croquetas con ciruelas) y pyzy (albóndigas de patatas). Como  todos los europeos, debemos las patatas seguramente a Cristobal Colón,  el cual las trajo a España en su primer viaje a América. Sin embargo, su  popularidad en Polonia es probablemente consecuencia de las guerras  destructivas, empezando por las napoleónicas y luego a años de malas  cosechas de cereales. Se dice que en los jardines de la nobleza polaca  florecieron unas humildes plantas gracias al rey Juan III  Sobieski, quien trajo las plantas de la patata a su querida esposa María  Casimira de la Grange d'Arquien (Marysieńka) de un viaje a Viena.
La  cocina polaca es también famosa por sus pierogi (especie de  empanadillas cocidas): de repollo, de setas, de carne, de queso; o  dulces, con frutas, por ejemplo de árandanos, de fresas o de guindas. Un  especial éxito tienen los "pierogi ruskie"(rellenos de queso blanco,  patatas y cebolla frita). Esta es una gran herencia de la cocina de la  zona fronteriza.
                                  
 Uno de los entremeses más populares es el arenque, servido de varias maneras, por ejemplo, con cebolla, manzanas o crema.
 De  entrada también se sirve un plato de carnes y embutidos típicos. El  embutido más conocido es la salchicha ("kiełbasa"), que tiene muchas  variedades y tipos según la región. Las más populares son: la salchicha  seca de Cracovia, y la salchicha de cazadores ahumada al humo de enebro.  Vale la pena probar un chorizo adosado con frutos de enebro o con ajo.  También gozan de popularidad los jamones con un sabor delicado, los  filetes de solomillo y el tocino. Es importante mencionar los deliciosos  patés de diferentes tipos de carne, por ejemplo, de carne de caza.
 Fascina  el pan polaco: panes integrales, barras de trigo, medialunas con  semillas de adormidera, panecillos con semillas, precel (tipo de  rosquilla), pan ácimo, pan de cebolla y chałka (barra de pan dulce),  diversos y no estandarizados productos de las pequeñas panaderías  locales. El pan negro o el pan de centero, además de tener un sabor  excelente, son la base, de la cada vez más popular en el mundo comida  sana.
 A pesar de las prisas y las ocupaciones que  se han introducido en nuestras familias, el almuerzo diario consta  obligatoriamente, además de un segundo plato, de una sopa. 
 La  sopa de remolacha, barszcz czerwony, que se sirve con ravioles (hechos  de una masa de setas o de judías), pertenece a una de las tradiciones  culinarias que desde siglos se come gustosamente. También es sabrosa una  sopa de harina con sabor agrio llamada żurek, que se hace con setas y  se sirve con patatas, embutidos cortados en trozos y huevo duro. Un  plato muy valorado es una sopa de setas del bosque con crema, que se  sirve con bolitas de pasta. Otras sopas populares son: krupnik (sopa de  cebada y verduras), kapuśniak (sopa de repollo fresco o fermentado),  zupa ogórkowa (sopa de pepinos fermentados), zupa pomidorowa (sopa de  tomate) y en verano: zupa szczawiowa (sopa de acedera), chłodnik (sopa  fría) de yogur, kéfir o leche cuajada con zumo o decocción de remolacha  y, cortados finamente, rábanos, cebollino, pepino, eneldo o huevo duro, o  de hojas de remolacha temprana. Una atención especial merece rosół, el  caldo de pollo o de carne vacuna, servido con macarrones y abundantes  verduras.
 Las carnes se hacen de diferentes  maneras: al horno, cocidas, fritas o a la parrilla. Se sirve caliente  (con deliciosas salsas) y fría, con guarniciones de mostaza, rábano  picante, setas adobadas y pepinos agrios.
 Una  comida clásica es la chuleta de lomo de cerdo empanada, con patatas y  col. El lomo de cerdo al horno es exquisito o el codillo de jamón  cocido, así como la morcilla, que en alguna época perteneció a la comida  del campo, mientras que ahora, está en las cartas de los mejores  restaurantes. Algo parecido sucede con la manteca de cerdo (hecha de  grasa de cerdo, derretida con torreznos, trozos de carne, embutidos,  cebolla y ajo, condimentada con sal, pimienta y frecuentemente, con  hierbas aromáticas). 
 Otro de los platos más ricos  de carne de vaca, es zraz, la albondiga envuelta, rellena de pepinos  agrios y servida con granos de trigo sarraceno. También es muy sabroso  el pato estofado con setas a la cracoviana, que igualmente se come con  granos de trigo sarraceno. En ocasiones especiales se sirve un lechón  entero, hecho con un relleno de granos de trigo sarraceno, con mucho  picante.
 El plato nacional polaco es el llamado  bigos, que se hace de col agria y cocida y al que se le añaden varios  tipos de carnes, embutidos y setas. Vale la pena mencionar a los gołąbki  (col rellena de carne picada, arroz o granos de trigo de sarraceno). Se  sirven con una salsa de tomates o setas. 
 Los  postres más famosos de Polonia son los pasteles. Lo más común es hornear  pasteles de masas de levadura, así como diferentes enrollados con  semillas de amapolas y frutos secos, la torta de Pascua, el pastel de  manzanas, el alajú y el pastel de queso blanco. También se comen los  buñuelos rellenos de mermelada lamados pączki. En Toruń se elabora  pierniki los sabrosos alajúes pasteles morenos de almendras, nueces,  especias y miel, cubiertos de chocolate. Las confituras, las mermeladas,  los jarabes de frutas y los escurtidos de producción casera son también  parte de la tradición gastronómica polaca.
 Entre  las bebidas, la especialidad polaca es el vodka puro, aunque también  gozan de una gran popularidad diferentes tipos de vodkas, es decir  aquellos que contienen extractos de hierbas. A los más originales  pertenece el vodka con sabor a la hierba hierocloe ( Żubrówka ), al que  se le agrega un tallo de una hierba de Puszcza Białowieska. A su vez, el  agua Goldwasser de Gdansk es enriquecida por trocitos de oro de 22  quilates. También la cerveza es de buena calidad, como la cerveza checa o  alemana y las cervecerías en Zywiec, Warka o Elblag funcionan desde  hace siglos.
 Para los extranjeros, la actual  cocina polaca es atractiva por casera. No se ha perdido la tradición de  comer frutas del bosque y setas, carne de caza (se pueden comprar en los  supermercados faisanes, codornices, corzo y liebres), y el horneado de  trabajosas tartas y pasteles como el strucla z makiem i faworki (pastel  de levadura relleno de semilla de adormidera y delicados pastelillos en  forma de tiras retorcidas, fritas en grasa).
 Tenemos  nuestras especialidades: requesón blanco magro y graso, al que no se  puede igualar ningún otro en el mundo y también los quesos de oveja de  Podhale, oscypek y bundz, que nacen en las cabañas de las montañas en la  época del pastoreo en los pastizales. 
 Cada vez  con más frecuencia nos damos cuenta de que las diferancias regionales,  los platos y especias características, son nuestro verdadero tesoro.  Hasta ahora no nos hemos sometido a la moda de la unificación. Los  nativos y los turistas extranjeros viajan por Polonia en busca de estas  particularidades.
  Euwar A. Santander M.
CI 18162256
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